Historia

Joyería Perret es una tradición que lleva más de 134 años de excelencia. Desde los orígenes, sus fundadores proyectaron un camino de trabajo y dedicación, hacia una meta distante, pero no utópica. En 1886 Pablo Perret fundó su primer negocio en la antigua calle Puerto, hoy San Lorenzo. A mediados de la década del 30 fue designado como agente exclusivo de la firma Rolex en el interior del país.

Nuestros Inicios

Al entronizarse la Virgen del Rosario en el año 1941, fueron los orfebres de la casa quienes realizaron manto y la corona de la imagen. Paralelamente la familia Kohen, expresión de idoneidad en el rubro de Argentina, se inicia con Bernardo Kohen, un precursor y visionario en el manejo de la relojería de alta gama y objetos de lujo.

Para 1950 entablaron lazos comerciales con la familia Piaget, logrando la representación de las marcas suizas de relojes Piaget y Baume & Mercier en toda la Argentina.

En 1953, Bernardo Kohen fue el primer argentino en ingresar en la Bolsa de Diamantes de Amberes, siendo uno de los mejores brillanteros del país. En 1955 viajó a Japón, donde entabló contacto con los principales perleros para traer a nuestro país su preciada producción.

Unos años más tarde, se fusionaron 2 apellidos sinónimos de excelencia en el ramo de relojerías: Perret – Kohen, abriendo el camino para retomar el comercio minorista y fabricar joyas, la cual quedo en manos de la bandera y corazón de la joyería Perret, Susana Kohen de Forno; quien decidió mantener la tradición y los valores de Perret imprimiéndole una visión moderna y vanguardista que reflejaba su manera de ver la profesión, no como un trabajo sino como un estilo de vida.

Esta distinguida trayectoria se prolonga hasta la actualidad, donde debemos destacar que, durante la visita de la reina Sofía de España en 2004, con motivo del III Congreso de la Lengua Española, la Gobernación de la Provincia de Santa Fe, le encargó a Susana Kohen de Forno que diseñara una joya para obsequiarle.

Así, se realizó un broche con materiales nacionales, la piedra del país, la rodocrosita, plata y oro. Saliendo de todo protocolo la reina se colocó el broche al momento de recibirlo.

Hoy, 134 años después de la génesis de este periplo, nos percatamos de que ese horizonte anhelado por sus fundadores se puede alcanzar, pero ambicionamos correrlo un poco más lejos y así poder seguir soñando. Tras recorrer una extensa historia, la tradición joyera sigue vigente en las nuevas generaciones que mantienen vivo el espíritu de los orígenes.